miércoles, agosto 13, 2014

Nuevas vías paralelas, imprescindibles para crecer / Ángel Tomás Martín *

Han transcurrido cinco años de recesión prácticamente ininterrumpida desde que apareciese en España la severa actual crisis que, a pesar de los datos optimistas reales recientemente publicados, aún no hemos terminado de superar. Este hecho merece un ligero análisis que defina las posiciones económicas reales, sus ventajas y las posibles nuevas reacciones adversas que pudieran depreciar los objetivos pretendidos, por no acompañar al optimismo excesivo con nuevos medios de eficacia contrastada y promoción de factores de productividad imprescindibles y protectores de nuestra industria y servicios.

Es innegable que durante más de dos años la política económica ha adoptado y puesto en marcha un conjunto de medidas, cuyo resultado ha conseguido detener la recesión e iniciar el crecimiento tan imprescindible como deseado. Esto ha sido reconocido desde el exterior por acreditados estamentos de opinión internacional, como son el Banco JP Morgan Chase que en su informe "España ha vuelto" destaca que nuestra economía está haciendo notables progresos para el crecimiento con esperanza de que, aunque lentamente, continúe; Klaus Regling, director del fondo de rescate de la UE, pronostica que en un quinquenio España formará parte, junto con Alemania, del impulso económico europeo. 

Christine Lagarde, directora del FMI, tan sólo en seis meses ha cambiado su criterio y vaticina una subida del PIB español para el 2014 situándolo en el 1,2%, y del 1,6% para el 2015. Las agencias de calificación internacional más prestigiosas, aunque con algunos errores en su historial, han confirmado el cambio positivo de nuestro horizonte, actualizando sus calificaciones e incrementando el rating, S&P a "Baa3", y Moody's a "Baa2", respectivamente. En resumen, el pesimismo de los inversores se desvanece y se inicia la confianza.

Entre las medidas y reformas adoptadas, hemos de destacar por su importancia y transcendencia las aplicadas al "sistema financiero", clave para el cambio de tendencia e impulso al desarrollo. El Estado inyectó más de 60.000 millones de € del Erario Público, apoyado, por las importantes aportaciones del "sistema tributario". 

La crisis afectó a todo el continente y el BCE intervino en los mercados haciendo posible el descenso de nuestros costes de la Deuda Pública. Merece especial mención que España haya destinado más del setenta y cinco por ciento de la media europea a la mejora del sistema financiero nacional. Podemos asegurar con Morgan Stanley que el punto de inflexión señala de forma evidente hacia el crecimiento, si bien de forma lenta y sin la firmeza y solidez que la coyuntura exige.

No existe duda de que el ciclo económico ha cambiado. Que la confianza interior y exterior retorna, es una realidad, y es uno de los pilares básicos para el emprendimiento y la inversión. Pero ello no es suficiente para consolidar los indicadores macroeconómicos, ni sería realista alardear en exceso de la suficiencia definitiva de las reformas estructurales puestas en marcha como base y garantía de un futuro sin la aparición de nuevos riesgos que, además, pudieran retardar o dificultar el crecimiento.

Quedan, por tanto, por encontrar las soluciones a las consecuencias aún vivas de los recientes años de recesión y desequilibrios profundos provocados por el estallido de la crisis. Sirvan de ejemplo el elevado endeudamiento por la deuda soberana y de las CCAA, el aún excesivo gasto público muy por encima de la media europea, la terminación de la reforma estructural del sistema financiero, el escaso crecimiento del flujo crediticio, la debilidad del ahorro privado, el escaso apoyo y estímulo a la investigación, esencial para el desarrollo y la productividad y el desempleo preocupante. Todos ellos son de necesaria solución previa para conseguir lograr la necesaria fortaleza y solidez de nuestra economía.

El conjunto de medidas de política económica establecidas, han colocado al país en la "vía" idónea hacia una economía en crecimiento continuado, pero son imprescindibles otras "vías paralelas" de apoyo y seguridad para maximizar el crecimiento de la renta nacional. Vemos, por ejemplo, que a pesar de la bondad de los hechos expuestos, nuestra ilusionante balanza comercial positiva se ha tornado a negativa, influida por la desaceleración de la exportación y el crecimiento de las importaciones (5% en el primer cuatrimestre del ejercicio) estimuladas por un consumo en alza. 

Contrasta este hecho con el descenso de la inflación a signo negativo (debiera situarse entre el uno y uno y medio por ciento positivo), demostrativo de una competitividad y un desarrollo industrial y de servicios prácticamente estancado. 

Se suele olvidar con frecuencia, que las medidas aplicadas a la economía pueden ser convenientes e incluso necesarias, pero carentes de seguridad absoluta debido a los poderosos agentes externos inducidos o aleatorios, lo cual obliga a nuevas correcciones o proyectos renovadores efectivos y de urgente estudio e implantación. La economía es una ciencia inexacta y pregonar para el futuro seguridad absoluta en política económica, puede convertirse en un riesgo incontrolado e innecesario. Vender expectativas inseguras y carentes de nuevos objetivos, sin una vía paralela de apoyo, puede ser el camino del fracaso y la frustración colectiva.

¿CUÁL ES LA "VÍA PARALELA DE APOYO 
AL CRECIMIENTO PRUDENTE SOSTENIDO" QUE EL PAÍS NECESITA?
Ha quedado suficientemente demostrado que la construcción de viviendas a un ritmo de producción muy superior a la demanda de cobertura necesaria, apoyada sólo en la especulación y en un sistema financiero desacertado e incontrolado, condujo, una vez más, a la crisis mundial sobradamente conocida. Esta actividad como rápida propulsora de la economía, si hemos aprendido bien la lección, debe ser rechazada de plano, aunque tal vez volvamos a verla en alguna de las economías emergentes del mercado mundial.

Hacen falta nuevos objetivos, nuevas ideas y estimular expectativas, ilusión, y sobre todo la actividad empresarial, que sólo se consigue con una relación positiva del capital-producto, sin olvidar que la tasa de crecimiento del PIB sólo se alcanza mediante estímulo al trabajo y al emprendimiento.

LA VÍA PARALELA DE APOYO HA DE RESPONSABILIZARSE EN LAS CCAA, CUYA MISIÓN PRINCIPAL SEA EL ANÁLISIS TÉCNICO DE LA RIQUEZA REGIONAL Y SU INTERACCIÓN EMPÍRICA NACIONAL. Cada región acumula riquezas tradicionales diferentes, y he ahí la solución integral de nuestra economía. El Estado coordinará y apoyará fiscal y financieramente el desarrollo regional, sin olvidar establecer los sistemas de intervención y control de cuentas de los fondos públicos, que los contribuyentes nutren con sus impuestos. La legalidad, la transparencia, la eficacia, la diligencia y la competitividad, son los principios imprescindibles de una economía política sólida y creciente.

(*) Economista y empresario